México está obligado a garantizar el goce y ejercicio de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales, dentro de estos se encuentran los derechos sexuales y reproductivos que nos permite desarrollar libremente nuestra sexualidad, decidir cuándo y cuántos hijos/as tener y acceder a servicios de salud materna dignos.
Ante este escenario, nuestro país tiene a la obligación de garantizar servicios de salud pública de calidad y calidez bajo de los principios de igualdad, no discriminación, respeto a los derechos humanos y acceso de las mujeres a una vida libre de violencia.
Sin embargo, uno de los problemas que enfrentan las mujeres durante los proceso de embarazo, parto y puerperio están relacionados con prácticas que las propias mujeres señalan como deshumanizadas, afectando su dignidad.
¿Qué es la violencia obstétrica?
La violencia obstetricia es la ejercida por el profesional de la salud sobre el cuerpo y procesos reproductivos de la mujer. Esta clase de violencia se expresa mayoritariamente, aunque no con exclusividad, en el trato deshumanizado hacia la mujer embarazada, en la tendencia a patologizar los procesos reproductivos naturales y en múltiples manifestaciones que resultan amenazantes en el contexto de la atención de la salud sexual, embarazo, parto y post parto.
La violencia obstétrica es una práctica que se ha “normalizado” en la mayoría de los servicios de salud, tiene su origen en la posición de desigualdad y discriminación que sufren las mujeres en la sociedad y puede tener graves consecuencias para las madres y sus hijos/as.